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Mayo de 2013

¡Yo también quiero un zaguán!

Lo reconozco, estoy totalmente enganchada al Divinity. Podría estar horas y horas viendo todos los programas que dan, pero como me parece una pérdida enorme de tiempo, me controlo y miro sólo los programas que se me antojan más interesantes.

Los que más me gustan, debido a mi profesión de interiorista y a mi vocación incansable por la búsqueda de la estética y de la belleza, son los de interiorismo. Véase “Collin & Justin” (que es un programa de dos decoradores irlandeses y gays que me encanta y que, de momento, han dejado de emitir) y “Love it OR List it” (que curiosamente han traducido al castellano como “Tu casa a juicio”).
En ambos programas, los decoradores entran en casas destartaladas, desordenadas y horrorosas y las transforman totalmente, creando unos ambientes mucho más funcionales, equilibrados y estéticos.
Dejando de lado toda la parte emocional en que los dueños de las casas se lamentan en todo momento porque nunca les llega el presupuesto para realizar la totalidad de la reforma, (y que siempre se repite en todos y cada uno de los programas) lo que me ha parecido más interesante es estudiar el tipo de vivienda en la que viven los americanos. Están francamente bien pensadas.
Me llamó la atención que, en la entrada de cada vivienda, en lugar de tener un recibidor como tenemos nosotros en el que, como máximo, tenemos un armario ropero lo más disimulado posible para guardar los abrigos al entrar, ellos tienen unas habitaciones independientes del resto de la casa llamadas zaguanes (que es una palabra que he aprendido con Hillary, la interiorista del programa, ustedes me perdonen mi ignorancia), o como mínimo una zona muy delimitada con colgadores y un banco para sentarse.

En ellos cuelgan la ropa de abrigo y se desprenden de sus bolsos y zapatos antes de entrar en casa. A mi cada vez me gusta más esto de quitarme los zapatos y calzarme mis zapatillas destrozadas por el uso pero tan acomodadas a todos los bultitos de mis rollizos piececitos. Y cuando vives en la montaña, como vivimos nosotros, es algo indispensable para que los niños no manchen todas las alfombras de barro y demás suciedades propias del campo que nos rodea.

Cuando descubrí los zaguanes me cogió mucha ansiedad. Porque… ¡Yo también quiero uno! ¡Y tan chulo como los del Divinity! ¿Cómo no pensé en hacerme uno cuando remodelé mi casa al comprarla? Me paso el día con la cinta métrica midiendo para ver como puedo embutir uno justo al entrar en mi casa, y mi marido me grita a todas horas que me estoy volviendo loca, que deje ya de mirar todos esos programas porque no tenemos dinero para más reformas.
Y otra cosa que me sorprendió mucho de los americanos es que ellos no conciben una casa sin una zona de lavandería independiente. Lo que tengo en casa (y supongo que mucha gente más, digo yo) de tener la lavadora en la cocina, les parece inconcebible. ¡Por Dios santo! ¡Sacrilegio! He sido capaz de mezclar dos espacios antagónicos de por si, como son el de la ropa limpia (y peor, la sucia) con el olor a refritos! ¡Si me viera Hillary se llevaría las dos manos a la cabeza!
Pues bien, otra vez la cinta métrica para hacer un hueco en mi atiborrada casita rural y ver donde ubico una zona para la colada, y otra vez mi marido gritando y diciendo que no con expresión de cabreo.
Quizás tenga que dejar de ver esos programas, pues me provocan demasiada angustia en lugar de darme ideas para la profesión. Es que si fuera por mi y si tuviera más dinero, ¡estaría siempre tirando paredes!
A continuación os muestro las fotos de los zaguanes más bonitos que he encontrado.

 

Y MI ZONA DE LAVANDERÍA IDEAL SERÍA UNA MEZCLA DE TODAS ÉSTAS QUE OS ENSEÑO A CONTINUACIÓN: 

 Y EN LA VIDA IDÍLICA DE MIS SUEÑOS TENDERÍA LA COLADA TAL QUE ASÍ...

Y ESPERARÍA QUE LA ROPA SE SECARA TENDIDA EN EL CAMPO, CUAL UNA NINFA, Y REGALÁNDOME CON UNA AGRADABLE LECTURA...

Pero esto es la vida real, y tengo una secadora Miele que funciona a las mil maravillas (situada en un mal sitio, eso si), un ritmo de vida nada romántico y dos hijos que apenas me dejan un hueco libre para respirar y para gozar de mis pequeños momentos de intimidad.

​¡PASEN Y VEAN, SEÑORAS Y SEÑORES! ¡ES EL MÁS DIFÍCIL TODAVÍA!

 Ahora que empieza el buen tiempo es el momento de hacer fiestas al aire libre.

Aquí tenéis 250 ideas para celebrar una fiesta de cumpleaños con temática de circo.

 Si sois un poco manitas, coged ideas, hacedlas vosotros mismos y transformadlas con vuestro estilo personal.

Y si lo que queréis es una fiesta a la carta, podéis contactar conmigo y os la monto a vuestro gusto.

Todo lo que veréis a continuación son galerías de imágenes: situaros encima de la primera foto e id cambiando las fotos con ayuda de las flechas que aparecen a la izquierda y a la derecha.

LAS INVITACIONES (13 fotos):

LA DECORACIÓN (58 fotos):

LOS MUNDIALMENTE FAMOSOS TRABAJADORES DEL CIRCO (13 fotos):

LOS INVITADOS A LA FIESTA... Y ALGUNAS MAMÁS (24 fotos):

LA MERIENDA (63 fotos):

LOS JUEGOS Y LOS DISFRACES (28 fotos):

LOS REGALOS PARA LOS INVITADOS Y LOS RECUERDOS DE LA FIESTA (18 fotos):

35 IDEAS DIFERENTES PARA PASTELES CON TEMÁTICA DE CIRCO:

(40 FOTOS)

(35 FOTOS)

(20 FOTOS)

Una pequeña historia de mariposas.

(GALERÍA DE IMÁGENES CON TEXTO)

Casitas, cabañas y demás escondrijos.

No hay nada que le guste más a un niño que esconderse en algún recóndito y pequeño lugar para llevar a cabo sus juegos increíbles y sus batallas imaginarias.

Cuando Carlota, mi hija mayor, tenía cinco años, le hice en un antiguo gallinero que tenemos en la terraza una casita para jugar. Era muy pequeña, apenas de tres metros cuadrados, pero tenía de todo: camas para las muñecas, una cocinita con comiditas y vajilla, una set de plancha con un tendedero para la colada, un set de limpieza con fregona y con escoba, una mesa con sus sillas correspondientes y un armario para la ropa de las muñecas. La decoré toda con cuadros que había pintado ella misma, que siempre ha sido una artista ya desde muy temprana edad, le colgué una cenefa con mariposas y ¡listo!

¡Ah! Y otra cosa muy importante, quizás la más importante de todas: coloqué una enorme y ruidosa campana al lado de la puerta de entrada a modo de timbre para que pudiera tocarla cuando le apeteciera.

Durante mucho tiempo fue la envidia de todos sus amigos que, año tras año, corrieron todos a tener su casita propia para poder jugar.

Carlota pasaba allí ratos interminables, muy hacendosa ella, trajinando arriba y abajo con sus quehaceres domésticos, y por eso doy fe de lo mucho que les gusta a los niños tener su propio y acogedor espacio de juego.

Esta casita está ahora bastante descuidada, es más un trastero para guardar lo que no me cabe en casa que otra cosa. Pero ¡Hay!... ¡volví a ser madre! Y como me siento culpable por tener ese espacio tan preciado bajo el punto de vista de un niño, y tengo uno de cuatro años que está en la edad ideal para jugar a las casitas, me he propuesto vaciarla antes del verano para que Ayyar pueda disfrutarla como lo hizo su hermana.

A continuación os muestro casitas, cabañas y escondrijos que les pirrarían a vuestros hijos. Seguro que os esforzaréis en montarles un espacio precioso para sus juegos, pero como veréis en las fotos, a veces sólo hace falta una manta o una caja de cartón.

LAS TIENDAS DE CAMPAÑA SON IDEALES PARA HACER FIESTAS DE PIJAMAS, CONTAR HISTORIAS DE MIEDO A LA LUZ DE LAS VELAS...

Y JUGAR A LAS SOMBRAS CHINAS CON LOS AMIGOS HASTA BIEN ENTRADA LA NOCHE

CÓMO CONSTRUIR UNA TIENDA DE CAMPAÑA PASO A PASO:

(GALERÍA DE 9 IMÁGENES)

Y DOS IDEAS GRACIOSAS PARA QUE SE ESCONDAN OTROS HABITANTES DE VUESTRA CASA:

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